Esa pizca que no debe faltar en casi ningún platillo: la sal. Un ingrediente indispensable en la cocina, es el gran aliado de todos los sabores, para destacarlos, equilibrarlos y hacer cualquier comida un deleite para el paladar.
Poco a poco, del mundo de la gastronomía, hemos ido tomando diferentes elementos para nuestras preparaciones de todos los días, sin lugar a dudas en los últimos años la sal y sus distintos tipos ha tomado terreno en las cocinas de los hogares —y hasta de forma terapeútica—.
Pero, ¿qué diferencia hay entre la sal marina y la sal rosa del Himalaya? ¿Afectan los sabores? ¿Cuál es la más adecuada para tu dieta diaria? Bueno, hoy te presentamos una lista de 5 tipos de sal y qué uso puedes darle en tu cocina. ¿Comenzamos?
Sal de mesa y sal marina
Es la más conocida, al ser muy fácil de encontrar en el supermercado, es de las que nunca faltan en la alacena. Usualmente extraída de sales marinas, esta es procesada para obtener esa textura fina y su ventaja es que se disuelve fácil y rápidamente en cualquier momento de la preparación, por lo que es ideal para corregir sabores.
Por su parte la sal marina suele ser más gruesa y como dato curioso… ¡No siempre proviene del mar! Este tipo de sal también puede ser extraída de algunas minas y por ello ese aspecto tan característico. Es perfecta para encurtidos y para sazonar carnes rojas y pescados.
Sal negra y sal Kala Namak
La sal negra es extraída de Hawái y al ser mezclada con carbón vegetal activo se obtiene ese peculiar color y le va perfecto a carnes y pescados que serán preparados a las brasas, pues le da un toque ahumado más profundo, además también se utiliza para decoración, pues contrasta muy bien con casi cualquier color.
A diferencia de la sal negra, la sal Kala Namak se extrae de una mina en la India y su color es más grisáceo por tener más azufre entre sus elementos. Es precisamente ese elemento el que hace destacar a esta sal, pues para los veganos este granulado aporta un ligero sabor a huevo y resalta los sabores de platillos especiados, picantes y algunas salsas de yogur.
Sal rosa o sal del Himalaya
El hermoso tono de esta sal tan popular se debe a su origen, hablamos de la mina en Khewra, Pakistán, pues su alta concentración de hierro le da ese color rosado. Puede tener diferentes grosores y poco a poco se ha convertido en el sustituto de la sal de mesa, además de que puede ser un gran elemento de decoración.
Sal gris o sal celta
Extraída del Mar Celta, tiene un alto contenido de potasio y magnesio, y por su producción artesanal, no contienen ningún otro aditivo. Según los expertos, esta sal tiene un sabor a “mar”. Cabe destacar que no se disuelve rápido pues solo se puede encontrar en granos gruesos.
Sal azul de Persia
¡De un color extraordinario! Esta sal proviene de una roca que se formó tras la evaporación de algunos mares o lagos y solo puede ser extraída de las montañas del norte de Irán. Su peculiar color se debe al alto contenido de silvina o cloruro de potasio. Además tiene un sabor suave y ligeramente ácido, por lo que es delicioso con foie gras, trufas, mariscos, carnes y algunos cocteles.
Sal de gusano
De origen 100% mexicano, esta sal es elaborada con el gusano de maguey seco, tostado y molido, al cual se le agrega sal y chile para obtener una explosión de sabores. Es ideal para acompañar el mezcal, pero también puedes agregarlo a esos deliciosos elotes asados o a un plato de crudités.
¿Cuál te falta agregar a tu alacena?