Escribo esta reseña echando un poco de menos la calidez y la atención que recibí durante mi última visita a Velas Vallarta, para detallar algunos de los momentos que más disfrutamos mi marido y yo.
Soy originaria de California, Estados Unidos y para nosotros es un agasajo escaparnos unos días a México y recibir una atención tan profesional de personas tan amables. La hospitalidad mexicana se esmera en hacerte sentir como en casa desde tu llegada, pero creo que en Puerto Vallarta su gente va un paso más allá: en este lugar la cultura por brindar un amigable y cálido servicio se lleva en las venas.
La mayor parte de nuestros días transcurrieron junto a la alberca, pues los cálidos días de verano invitan a permanecer cerca de su aquabar admirando la vista al mar. Marcelino se aseguró de que nuestras bebidas nunca terminaran, pues tan pronto nuestros vasos se vaciaban, él se aparecía con uno nuevo y sus sugerencias eran siempre perfectas. El carrito de paletas heladas ofrecía refrescantes sabores que nunca había probado, como grosella o tamarindo.
Uno de los momentos más memorables, recomendado por Jenny del Spa, fue un masaje en pareja a la luz de la luna. Justo al caer el sol detrás de la bahía nos esperaba en el espigón un camino de pétalos de buganvilias y velas que nos guió hasta la carpa donde estaban las camas de masaje. La ejecución de cada movimiento parecía una coreografía bien ensayada y sincronizada, con suaves aromas que las terapeutas rociaban en pétalos y pasaban gentilmente frente a nuestra cara para después acomodarlos sobre nuestro pecho. Al dar la vuelta para recibir el masaje en espalda –el ritual inicia boca arriba con suaves presiones en cara, cuello, hombros, manos y pies– nos encontramos con una flor que habían creado con cada pétalo que utilizaron y que despedían aún su delicada fragancia.
Al terminar el masaje, se levantaron las cortinas de la carpa y para nuestra sorpresa, habían montado una mesita con champán y fresas para continuar con nuestra velada romántica frente al mar, la más romántica que hayamos tenido en mucho tiempo.
Debo confesar que un pedacito de mi corazón se quedó con cada uno de aquellos que nos hicieron vivir unas vacaciones para recordar. No puedo esperar a planear nuestro siguiente viaje.
Traducción de la reseña escrita por Sonia B. de San José, California, huésped de Velas Vallarta.