Alrededor del mundo existen diferentes culturas indígenas que se distinguen por las hermosas artesanías que comúnmente utilizamos como decoración, sin embargo, en su atractivo esconden una historia única, así como una función muy particular para los habitantes de su tribu.
En México, el Ojo de Dios, de la cultura wixárika o huichol, es una de las artesanías más conocidas. La popularidad de sus manualidades y su cultura trasciende las fronteras gracias a la cercanía de sus asentamientos, en la Sierra Madre Occidental, con una de las regiones turísticas más importantes del país: Puerto Vallarta y Bahía de Banderas.
Si alguna vez has estado en esta zona del país seguramente lo has visto, consiste en una pequeña cruz de madera cubierta por hilos de diferentes colores, los cuales forman un rombo, que representa el universo y los cinco rumbos del cosmos: sur – yuawime; norte – tusame; poniente – ta’lawime; oriente – tsayule; y centro – tsayule.
Dentro de la cosmovisión huichol, el ojo de Dios, también conocido como tzicuri, es un símbolo de poder y protección, se cree que forma parte del mundo espiritual y que es la ventana por la cual Kauyumari ve lo hay en el mundo terrenal.
En lo que se refiere a costumbres y tradiciones, esta artesanía se utiliza principalmente para los rituales de iniciación de los niños, en los cuales los padres tejen y entregan el amuleto a sus hijos como un medio de protección.
Los colores que suelen utilizarse para elaborar este elemento de la cultura huichol, también poseen un significado, los cuales hacen referencia mayormente a los elementos de la naturaleza:
- Negro: representa la vida, el océano y a la diosa Tatei Aramara, la madre del mar.
- Azul: simboliza el color del agua y la lluvia, así como al dios Rapawiyene.
- Blanco: representa el color de las nubes, el aire y la muerte.
- Rojo: está asociado al peyote y la zona Parierekua, así como a los atributos de la vida y de los dioses.
- Violeta: simboliza la vida del ser humano y su existencia terrenal en el mundo.